Cuando se cumple años, es momento de hacer una reflexión sobre lo pasado y lo venidero, porque es cuando se siente en carne propia que desde el momento del nacimiento hasta la muerte la vida es un camino de experiencias sucesivas. Cada instante es el comienzo como la vuelta de una rueda el punto de apoyo es un nuevo punto de partida.
Heráclito de Éfeso decía: “Panta Rei”, que en griego significa todo cambia. Nada es permanente. “No podemos bañarnos dos veces en el mismo rio, porque la segunda vez ya no es el mismo rio, ni nosotros somos los mismos”.El tiempo ha hecho su labor.
La vida es el arte de la metamorfósis. Si miramos hacia atrás veremos que hemos dejado atrás al niño que fuimos, al adolescente, al joven, al hombre maduro, pero nada se destruye totalmente. Nuestra vida es nuestra historia, la hemos ido forjando a través de los avatares de la existencia y cualquiera que sea la etapa en que nos encontremos, es una etapa prodigiosa, si la tomamos en serio. Decía Ortega que toda época es época de crisis, si nos ponemos a pensar en ella. Esa crisis se manifiesta al abandonar las diversas etapas, porque tenemos que reconocer que es duro abandonar cada etapa. La niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez, es como ir de un país a otro, de un espacio a otro sin saber lo que vamos a encontrar. Todo dependerá del ejercicio que hagamos en cada momento de nuestra libertad de elección y vuelvo a Ortega, que dijo que somos a la fuerza libres, en cada instante tenemos que elegir una de las múltiples posibilidades que se nos presentan. Sartre, a su vez, dijo que tenemos libertad de elegir, pero no libertad de no elegir, estamos condenados a ser libres. Ambos autores coinciden en la idea de la condición humana de la obligada libertad de elección, pero su enfoque es diametralmente opuesto. Para Ortega la libertad de elección nos lleva a ser los arquitectos de nuestro propio destino y para Sartre esa condena de ser libres y tener que elegir nos lleva a la náusea, la angustia, porque el hombre es “una pasión inútil”.
En en transcurso de los años hemos pasados por etapas, de un espacio vital a otro, y todo ello nos ha dejado un poso de sabiduría aprendida en la experiencia, aprendizaje de Presencia.
Hay dos grandes tradiciones que interpretan las etapas de la vida:la védicay la judaica.
Por abreviar sólo nos fijaremos en la tradición hebraica: 4 etapas. Laprimera.-. El niño que palpa, toca, se lleva a la boca, escucha, siente, olfatea, absorbe el mundo que le rodea. La segunda.-La juventud, el mundo empieza a tener nombre, sentido, etapa de recopilación de conocimientos, plena ebullición de la vida. Latercera.- Ahora se trata de vivirlo todo en carne propia, atravesarlo todo de nuevo, poner en práctica lo que sólo conocíamos de oidas. La cuarta.- La de la vejez. Dice el Talmud, el ángel acompaña a la vejez. Todo lo que había sido contradicción, desgarramiento, fragmentación, se reunifica. La rueda que había estallado en mil pedazos se reunifica y nos lleva a la paz interior. Todo se organiza en torno al corazón. El universo de las apariencias revela su unidad secreta.
Estas tradiciones nos dan lecciones para afrontar las diferentes etapas de la vida en las que reina en nosotros una u otra calidad de presencia. Ahora que se habla de la ÉTICA de la responsabilidad, pensemos que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de la parcela del universo (la casa, el lugar de trabajo) y del espacio de tiempo en que nos ha colocado el destino. Los que están en la cuarta etapa, se encuentran en la etapa de jubileo, en que el hombre debe recoger la cosecha, según se dice en el Levítico. Esa edad está bajo el signo de la alegría. Tanto los hombres como las mujeres han realizado ya la mayor parte de su labor. Ahora caminan hacia lo que eufemísticamente en nuestra época se llama la tercera edad, y a los que ya se hallan inmersos en ella les corresponde ser testigos de la inmortalidad, dar testimonio de bondad, generosidad, ayudar a los demás y brindar amabilidad a los semejantes, y también quererse a símismos, lo que conlleva cuidarse; es la ética del amor propio de que habla Savater.
Para terminar reproduzcamos las palabras de Christiane Singer en su libro: ¿ADÓNDE VAS?, ¿no sabes que el cielo está dentro de ti?: “En lo sucesivo, pasamos de lo visible a lo invisible, donde se invierte el orden. La flor debe morir para dar fruto; lo que había florecido en el orden biológico de lo visible empieza a marchitarse lentamente. Pero en los jardines interiores empiezan a abrirse otras flores. Nuestro conocimiento de las leyes secretas de la vida determina la riqueza de nuestra existencia”.
Fabio Balbuena Domínguez
Profesor de Filosofía y Ética jubilado
Abogado jubilado
© 2014 Fabio Balbuena