Recientemente ha entrado en vigor la Ley de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles.
Ante el gran colapso de la Administración de Justicia se ha tratado de potenciar el instrumento de la mediación como una forma de aliviar la carga de los juzgados, pensando que con ello se desatascarán de forma importante.
No es una cuestión novedosa, pues el arbitrajeexiste y viene funcionando desde hace muchos años, y la mediación es algo a lo que están muy acostumbrados todos los Abogados.
Existe la creencia extendida de que a los Abogadoslo que nos gusta es pleitear, que dificultamos la solución pacifica de los conflictos, porque nos interesa que se llegue a juicio. Nada mas lejos de la realidad, pues a diario estamos alcanzando acuerdos, pactos y convenios entre compañeros y con Fiscales. Si tales acuerdos no son mayores es debido a la naturaleza humana, que es combativa, y como en definitiva nos debemos a nuestros clientes, tratamos de alcanzar sus expectativas, que en ocasiones sólo se pueden conseguir si se celebra el juicio. De forma que si nuestro cliente no acepta el acuerdo que se propone como resultado de la negociación, no hay más remedio que dejar que resuelva el Juez.
En materia matrimonial, la mediación se ha venido potenciando mediante la creación de equipos psicosociales en los que la figura del mediador juega un papel fundamental para encauzar la consecución de un acuerdo entre los cónyuges.
En el ámbito matrimonial, especialmente importante es la predisposición de las partes a alcanzar un acuerdo y resolver pacíficamente sus discrepancias, porque en otro caso, no quedara otra opción que el procedimiento contencioso.
Cuando hay hijos los Abogados insistimos en que la pareja puede separarse o divorciarse, pero ambos miembros de la misma nunca dejan de ser padres o madres, y por este motivo deben tratar de llevarse lo mejor posible, dejando atrás resentimientos y rencores por el fracaso de la relación sentimental, y cooperando para dar lo mejor a los hijos.
No son tan sólo buenas palabras, sino verdaderas necesidades si se quiere que los hijos crezcan seguros y felices, sintiendo que pese a la separación de sus padres, siguen teniendo un padre y una madre con los que contar.
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